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VIDA REUGIOSA 83 bleció la Misión entre infieles indígenas, Monseñor D. A. Nistal, Vicario Apos tólico, dividió la Parroquia y anexionó a la Casa-Misión de Ara– guaimujo, varios de esos caseríos, llegando hoy nada más que h asta Río Grande o brazo principa l del 0rinoco, la Parroquia de San José de Tucupita. Pues bien , hasta San José del Amacuro llegó el P . ::-iamuel, no de– jando caserío, por minúsculo que fuer a, en donde no se detuviera el tiempo necesario; pero, incorporado ya a esta Casa Parroquial el R. P . Epifanio de Soto en 1920, en calidad de Auxili::rr del Pár roco, se encargó prin cipalmente de la asistencia espiritual de los caseríos . Al igual df! hoy, se -pasaba largas temporadas recorriéndolos todos y ocup{m,dose particularmente de la enseñanza del Ca teci~mo a -niños y :.idultos, incre– mentando así su debilitada fo y sanas costuml,res . Podemos decir que fué el primero q11e se pro puso desde un vrincipio la construcción de Capillas, tarea harto difícil y c,rnsa de muchos sinsabor es las más de las veces. pcm <le grande im¡,or taucia rrnr¿1 la · v1d,1 espirittttil de los pueblos. Por eso todos lc-s Padres h an fomentado siempre esta idea y han contribuido, aun mon -::!tariamente, de manera la mús C"fii'.ientc, como se "0.rñ P.n otr a parte . C) CAUSAS MAS ll"VFLUYENTES EN LA Vl lJA RELIGIOSA 1/)- $acerdote con residencia permanente. - No es difícil entender que la residencia de un Sacerdote en el pueblo ej erza una influencia ex– traordinaria eu la vida religiosa de sus habitantes. La triste y dolorosa realida d, que confrontan todavía un sinnúmero de pueblos venezolanos, P.s d0masüido elocuente . El Sacerdote es, y ha sido siempre, inseparable (' imprescindible en toda religión. ¡ Felices los pueblos que, a toda hora y en todo tiempo, pueden contar con el m,ís fi el amigo, con un consejero ilustrado. cun un maestro seguro, P adre solícito y generoso, que hendicc 1~1~ sonrisas de u na venturosa vida, como <lulcjfica los pe~arcs del hu– mano corazón con el suave y delicioso h/tlsamo de su ·apostólica cari– <lad. lo mismo que enjuga l as amargas lágrimas del dolor! Y esto, no a titHlo de humanos y mezquinos mél-itos, sino por la divina misio.o que Jesucdsto le confiara, a l tr ansferir r.n c'J sus pod«-'.l'P!o1: "!·:foe1>d esto en memoria mía", y llamarlo "sal de la tierra y luz del mundo". El Sa~ r·<'.rdotp "" el "Ojspeusador d e los misterios de Cristo', orienta las inteli– gencias, fortalecP el espíritu, tiende su mano patl'rnal al pobre y al rico, consuela al triste y _al enfermo, es, frase que lo dice todo, "alter Christus°·. Por eso, Sacerdote que a diar io celebrara la Santa Misa, rezara el Santo Hosario e hiciera cuanto es inherente al ministerio parroquial~ era lo que en primer lugar necei?itaba Tucupita y todo el T erritorio, y
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