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Esto dicho, se amarró el muréi a la pierna que le quedaba. Tocó la trompeta: ¡te, teré, teré, teré... ! Empezó a subir. Volvióse a oír la trompeta: ¡te, teré, teré, teré... ! Después ya no se oyó más. Pasados muchos días tronó. Con los truenos vinieron las lluvias, ascendieron los peces y los indios se fueron a pescar. Desde entonces Temekán, que así se llama Chirika– vái en el cielo, está arriba convertido en entrellas para beneficio de los hombres. 3.-«¿POR QUE NIO VA NOSOTROS FUERA PARA QUE APRENDIENOO?» Calló el v1e30 patriarca y, tras un breve silencio que dejaba oir claramente el chisporroteo de los leños, inte– rrumpió Emasensén, su yerno mayor, esposo de la mujer que en la conversación previa había hablado en segun– do término: -Así rezará historia; mas yo no viendo beneficio de Temekán. Indio siempre pobrecito 1 siempre escaso de comida. En cambio, yo sabiendo que fuera hombre blan– co teniendo torito bueno, comida mucha y variada, cuer– po aropao contra frío y contra lluvia, p.ies metidos en cueros cerados pa caminar sin dolor y pa que no mue:i:– da culebra, arma pa cazar mejor que arco o cerbatana. ¿Por qué no va nosotros fuera para que aprendiendo? -Mejor -replicó un tercero- que venga blanco para que enseñando. Nadie habló más. Morfeo, con alas de plomo, des- 89
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