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seúnte para recogerlas mañana o pasado a la vuelta. -Nosotros las necesitamos hoy. El primer bote que baje le traerá igual cantidad. Y diciendo, cargamos con las dos latas las cuales nos diel'On para llegar hasta la boca del Araguaíto, donde nos sUl'timQs de la suficiente para ir a Tueupita. Ocho días estuvimos en esta capital del Tenitorio Delta de Amacuro esperando vapores que salieran para Sán Félix; mas todos bajaban y no había esperanza de que subiese alguno, por lo que, a fin de no perder tiem– po, re.solviemos entrar en un batoo, canoa movida por pequeño motor fuera de borda. 7 .-LOS FETICHES DEL RI-0. ¡Manamo arriba! ¡Macareo arriba! ¡Orinoco !... Tiem– po de bonanza; miel sobre hojuelas. Sobre una playa arenosa yacían dos bultos inmóviles, como leños que hubiera dejado en seco la marea. Luego se fue perfilando la silueta de dos caimanes que plácida– mente tomaban su baño de sol. Avanzamos un poco más. Las saurios advirtieron nuestra presencia, y rápidamente se deslizaron como una máquina de vapor, formando bor– bollones al entrar en el agua ; luego sólo se veía una ola silenciosa que avanzaba (y sobre el cono de la ola, dos cabezas achatadas con cuatro puntos luminosos como cua– tro topacios. Desaparecieron los puntos... , se desvaneció la ola ... , no vimos más. Abunda por el Orinoco esta clase de temibles nadado– res; mas en la parte baja no tanto como. en la alta. Re– fieren los naturales que el camián sabe llorar como un ni– ño y lo hace para coger a los incautos que acuden al lugar 77
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