BCCCAP00000000000000000000745
5.-EL AUTENTICO RETRA'l'O DEL MISI-ONER-0. Cuatrn días permanecimos en esta casa misional, du– rante los cuales me di cuenta de la labor ímproba que cae sobre el misionero que evangeliza en las avanzadas, en una región inculta, entre unos seres incivilizados. Yo vi a aquellos hermanos míos de Religión y de ministeúo, sacerdotes que habían cursado toda la carre- ra eclesiástica, y por consiguiente estudiado filosofía, cien- ~\ cias físicas y naturales, teología, derecho canónico y sa– grada Escritura, yo los vi trabajar como rudos campesi- nos para lograr su sustento y el de los indios que tenían a su cargo, a fin de poder cristianizados y civilizarlos; yo los vi cortar maleza con el machete y abrir hoyos con la azada para sembrar cereales y legumbres; yo los vi hundidos hasta las rodillas desecando lagunazos; yo los vi manejar la garlopa y el formón para hacer muebles; yo los vi coger la paleta y la plomada para edificar pare– des, y los vi también sentarse a la mesa de la escuela pa- ra enseñar las primeras letras a aquellos entendimientos adoquinados de los indios. ¿ Es ardua, o no, la vida del misione1·0? ¿ Estarán dispuestos los que le atacan o desprecian, los filántropos naturalistas, los filósofos y letrados, a réalizar esta mis– ma obra por el solo bien del indio, sin esperanza de lu– cro o retribución mundana, como lo hace el misionero?... Al menos, hay que convenÍl', que sólo bajo este aspecto, prescindiendo de los demás, el misionero católico es muy digno de respeto y admiración. Perdone el lector, que siendo yo uno de ellos, reclame este honor, que pido no tanto para mí cuanto para mis abnegados compañeros y hermanos. Con frecuencia en lihrns y revistas de índole religio- 75
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz