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120 kma. adentro, es íntegro de Venezuela; desde aquí hasta sus fuentes señala el límite con la Guayana Britá– nica. La parte superior del río es montañosa, y la parte baja no es tan anegadiza como otros puntos del Delta. La navegación por el río es fácil. Sus aguas son tran– quilas, y no tiene bancos de arena ni rocas en su lecho.. Flotando en el río hállanse con frecuencia grandes «mo– suresl> o almácigos de plantas acuáticas 1 desprendidos de las orillas por la fuerza de las mareas a que en todo tiem– po está sometido; algunos ocupan en ancho más de la mitad del río, pero como su andar es lento, no ofrecen peligro para las embarcaciones. La noche iba entrando por filo, y nosotros bogába, mos río arriba con más ganas de llegar al término que los israelitas a la tierra de promisión. ¡Qué exhuberancia ! ¡Qué frondosidad! Aunque estas admiraciones se em– plean para toda la Guayana, aquí es donde creo tengan su aplicación más apropiada. Y no sería difícil exportar los productos, porque a tiro de piedra se encuentra ya el el mar. Pero, no hay gente; está despoblado. Las guacharacas, los patos y las cidras, que habían estado pescando durante el día, volaban ya montaña aden– tro para ir a dormir, cruzándose en el trayecto con bata– llones de murciélagos que salían entonces de sus escon– drijos. A nuestra derecha vimos cierto árbol grande y copudo, tan cuajado de garzas, que parecía un almendro en flor. El ruido de la lancha las sacó de su primer sue– ño; revolotearon asustadas unos minutos ; mas, en pro– porción que aquélla se alejaba volviernn éstas a acomo-– darse cada cual en su rama . 72

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