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,.!;. -A-karaparí poná, ay-emenurí poná, ueruchí uakukú akararumpa-uyá. 5. - A-ueyurú-terí pueké, ueruchí uakukú akararumpa-uyá. 4. - A tus aceites, a tus pinturas, yo, paloma torcaz, estoy llorando. 5. - A la luz tuya, yo, paloma torcaz, estoy llorando. 9.-EL MATRIMONIO AREKUNA. Esta canc10n, aparte de su belleza intrínseca, que la tiene muy subida en las ideas y en el estilo nativo, es de importancia capital, ya que elaborada por los mismos indios y transmitida de generación en generación, nos re– vela el concepto que ellos han tenido desde tiempo inme– morial ace1·ca del matrimonio. Ella entraña un código en el que están clara y concisame~te fijadas las bases del más solemne de los contratos: tanto más dignas de ser notadas, cuanto que son, podemos decir, lecciones de la misma naturaleza, ya que en estos indios tan atrasados la inclinación natural no se halla ahogada por el racio– cinio o por la malicia. Así de dicha canción se des– prende: l) Que la muje1·, a despecho de ser enti-e ellos la forzada a llevar el mayor peso de la vida laboriosa, no es de condición .inferior al hombre. Es más; para estos actos trascendentales es considerada en cierto modo supe– rior por sus dotes de belleza y, sobre todo, por la · pre– rrogativa de la maternidad. De ahí que el indio se hu– mille. ante ella, cante sus gracias y solicite su libre con– sentimiento para la unión matrimonial. Esta es la idea que con má s amplitud se desarrolla en el canto. 200
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