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la canoa, tal aparato debía de ser una canoa, pero dis– tinta de las de agua porque volaba, y en virtud de esto le añadieron el nombre de un ave que abunda en la Sa– bana, el zamuro. Bautizaron, pues, al avión con el nom• bre de Kurún-kanhuá, que quiere decir, canoa de zamuro, o canoa que vuela como el zamuro. Ello es que para nosotros fue esto la gran solución, pues enterado el Gobierno nacional de la labor patrióti– ca que allí realizázamos, gustoso siguió enviando aviones de su línea, que han sido y son al presente una gran ayu– da para nuestra obra de evangelización y colonización. 140