BCCCAP00000000000000000000745
el mosquitero de forma que no quedase resquicio por donde dar cabida a tales bichos. Finalmente, el animal más inofensivo, pe1·0 el que más abundaba y molestaba era la cucaracha. Se la encon– traba en todos los sitios; en las mesas, en las paredes, en los asientos, dentro de los zapatos, en las ropas, en los platos, cruzaban los aires como saetas -nunca he vis– to cucarachas tan voladoras-, cayéndonos sobre el cue– llo, sobre la cabeza cuando estábamos · escribiendo, re– zando, etc. Si por cada animal que me acosó hubiera he– cho un acto de paciencia, ¡qué gran cielo tendría ganado! 5.-LA CANOA VOLADORA. Preocupación constante de los m1s10neros fue desde un principio el evitar a toda costa los viajes que por la sierra de Lema teníamos que hacer forzosamente al río Cuyuní en busca de víveres y mercancías ; mas, a pe– sar de reiteradas exploraciones, no lográbamos dar con otro paso más seguro y asequible que el de la ominosa escalera. En esto, acertó a llegar hasta nuestra apartada Mi– sión un ingeniero explorador, míster Assen Trajanoff, el cual nos sugirió la idea de hacer un campo de aterrizaje para solucionar por vía aérea lo que no tenía solución por la vía terrestre. Decirlo y ponerlo por obra bajo su dirección fue todo uno, y cosa no difícil, pues la región brinda centenares de campos hechos casi del todo. Aho– ra faltaba conseguir el aparato. Mas un d:a -30 de noviembre de 1934- en que el padre Eulogio se hallaba de excursión por los cam– pos de Uradaipé en busca de almas, y fray Lucio corre- 137
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz