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A los indios les volvió el alma al cuerpo; se embar– caron de nuevo en su canoa y, poniendo proa hacia su nido tranquilo, remaban con tal cautela, para no ser descubiertos, que el canalete sólo producía un tenue sil– bido al roza1· las aguas: Sh-sh, sh-sh sh-sh, sh-sh. 4.-«QUE VENGA BLANCO PARA QUE ENSEÑANDO». La noticia de que selva adentro, o más allá, había indios primitivos, salvajes, sin civilización ni vestido, fue dada por los mineros, a su regreso de las minas, en la población de El Dorado. De aquí se transmitió a Tu– meremo, a El Callao, a Upata... El excelentísimo Vicario Apostólico se aprestó a vi– sitar esa grey desconocida que le estaba encomendada. ¿ Procedían de las cabaceras del Cuyuní, o de las del Chikanán? Más probable considerábase esto último, pues sabía– se que en 1896 habían penetrado por dicho río los her– manos exploradores Francisco Chartier con el presbítero Joaquín Rozo, los cuales habían hallado en la vertiente contraria a él una extensa región poblada de indios, cu– ya existencia fue confirmada posteriormente por otros exploradores, Félix Cardona y Juan Mundó, que entraron allá en 1927 por los ríos Caroní y Urimán. Para cerciorarse mejor de ello, el Vicario Aapostó– lico organizó la suya en 1929, encomendándola a los mi- 92
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