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La renovac1on ha de ser adecuada en cuanto al contenido y a los procedimientos. No bastan los cam– bios periféricos porque los cambios que han transfor· mado el mundo actual dándole una configuración nue• va son según el Concilio "profundos". "La turbación actual de los espíritus y la transfor– mación de las condiciones de vida están vincula– das a una revolución global más amplia, que da creciente importancia, en la formación del pensa– miento, a las ciencias matemáticas, a las ciencias naturales y aún a las ciencias humanas; y, en el orden práctico, a la técnica y a las ciencias de ella derivadas. El espíritu científico modifica pro– fundamente el ambiente cultural y las maneras de pensar. La técnica, con sus avances, está transfor– mando fa faz de la tierra e intenta ya la conquista de los espacios interplanetarios" (G S, 5). Los cambios en el ámbito social son igualmente "profundos". Las comunidades familiares han experi– mentado un nuevo modo de ser y de vivir la conviven– cia social, que ya no se parece en nada a la familia pa• triarcal, al clan, a la aldea tradicionales. El tipo de so· ciedad industrial queda a una distancia abrumadora de la vieja sociedad rural clásica. Los medios de co– municación social han derribado fronteras y se da una rápida intercomunicación de noticias, hechos, compor– tamientos, formas de vida, etc. El cambio ha sido im– presionante. No hay que pensar sólo en lo anecdótico al interpretar con amplia visión estos cambios. Hay que ir a la raíz de los hechos para explicar suficiente· mente el cambio de la mentalidad y de las estructuras. Todo esto ha incidido -como tenía que suceder- en el campo religioso. La misión de la religión es en esta 158