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mensaje del Evangelio. Las devociones tienen que dejar lugar a la devoción sustancial. 4. La liturgia debe ser comprendida y asimilada y vivida por el pueblo. Para ello ha de rezar cada uno en su propia lengua y exponer el mensaje de un modo adaptado a la formación del pue– blo. Conviene recordar que ambos sistemas son orto– doxos en principio. Todos admiten los dogmas. Unos y otros profesan la moral cristiana. Lo que sucede es que son sistemas diversos, pero esto ha sucedido fre– cuentemente en la historia de la Iglesia. Yo pienso que hay mucha más distancia entre San Agustín o San Buenaventura y Santo Tomás que entre un conserva– dor inteligente y un progresista maduro. Transcenden– cia y Encarnación, esencia y existencia, obediencia y · libertad son realidades concretas que los dos grupos admiten. La diferencia está en el enfoque, en el acen– to especial que se pone en determinados temas, la primacía que se da a uno de los elementos del bino– mio en juego. El peligro viene de la polemización en que cada sistema da tanto relieve a sus puntos de re– ferencia y de preferencia que, parece, excluye los otros. Tenemos el caso clásico de intelectualistas y voluntaristas. La primacía de la vcluntad no ignora, en absoluto, los valores de la inteligencia. Pero en el ám– bito de la polémica se da la sensación de rebajamien– to de la misma. Y no es rebajamiento, es jerarquiza– ción. 151

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