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cunstancias el "compromiso temporal": así lo exige un cristianismo "encarnado" que quiera responder a los problemas de su tiempo y hacer un mundo más en conformidad con los desig– nios de Dios. El "progresista" pone el acento en la vertiente di– námica de la vida y en el carácter histórico del hom– bre religioso. El cristiano no puede anclarse en una época determinada de la historia porque el mundo evoluciona vertiginosamente. El inmovilismo es un pe– cado contra la historia, pecado grave en el sentido de que la Iglesia debe vivir y convivir con los hombres de su tiempo, si no quiere perder su eficacia. Todo des– fasamiento puede resultar pernicioso. La Iglesia se ha hecho impopular porque ha llegado casi siempre tar– de, cuando ideologías extrañas habían ocupado el puesto que ella debería ocupar por fidelidad a la mi– sión encomendada por Cristo. Como consecuencias del sistema habría que enumerar algunos puntos en que coinciden casi siempre los "progresistas": 1. Defienden la separación e independencia entre Iglesia y Estado. La confesionalidad del Estado se presta a abusos y alianzas extrañas cuya no– cividad constata la historia de los pueblos. 2. El evolucionismo es la hipótesis que concuerda mejor con el actual estado de la ciencia, de la investigación técnica y con el pensamiento mo– derno en general. 3. Se exige una poda a conciencia de todos los usos, costumbres, normas y creencias que no resisten un análisis serio desde el punto de vis– ta filosófico e histórico. Hay que volver a las fuentes primitivas y despojar de toda adheren– cia extraña, de todo lastre secular y pagano el 150

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