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giversaciones, tal como lo ha entendido "tradi– cionalmente" la Santa Madre Iglesia. (Rechazo consiguiente, por la lógica del siste– ma, de toda ideología que intente alterar o des– virtuar el dogma recibido). La "teología nueva" les suena a irreverencia y a herejía. Son impugnadores enérgicos de las no– vedades en materia teológica y se fundan en que el dogma es inmutable. Se sitúan ante lo nuevo con cautela y desconfianza y no dan su asentimiento hasta que la Iglesia habla definiti– vamente. -Aceptación íntegra de la moral tradicional que conceptúan "inmutable", no sólo en su conteni– do sino en sus formulaciones tradicionales. (Rechazo consiguiente, por la misma lógica del sistema, de toda corriente que se salga peligro– samente de la moral de la Iglesia). La "moral de situación" merece sus más encona– dos anatemas porque echa por tierra la fe que durante siglos ha guiado a la Iglesia y las cos– tumbres -la moral- que han santificado a tan– tos cristianos en el pasado. Ni que decir tiene que son hostiles a toda formulación nueva y to– talmente opuestos a las "novedades" en esta ma– teria. -Aceptación íntegra del magisterio eclesiástico en el sentido tradicional. 146 ( Rechazo indignado de todas las formas de la "contestación" que consideran como una postu– ra herética o, cuando menos, peligrosa para la fe). La contestación es una forma diabólica de des-
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