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INTEGRISTAS Y PROGRESISTAS Quitando a estas expresiones su carga polémica habremos andado mucho camino en la clarificación de ideas y de comportamientos. De hecho nos encon– tramos ante dos mentalidades dis:intas, ante dos for– mas diversas de ver el mundo, ante dos modos de ser que definen, lógicamente, dos estilos de vida. Una re– flexión serena debe arrancar como punto de partida del hecho sociológico concreto: en las comunidades políticas y en las familias religiosas nos encontramos con la existencia de estas dos corrientes. Lo que sigue no es más que un intento modesto de presentar con justeza y objetividad la cara y cruz de estas dos posturas ante la vida, los aciertos y los fallos de cada una con el noble deseo de llegar a una integración enriquecedora y vital. No se trata del com– promi.so exclusivista con una de estas tendencias. Mu– cho menos del rechazo o del anatema de las perso– nas que se adhieren a una u otra mentalidad. Se tra– ta de construir con los materiales válidos de ambas posturas la acogedora casa de la convivencia. El "INTEGRISTA" es un fiel defensor de la fe y de la moral que acepta en toda su integridad. Es su má– ximo desvelo: conservar puro el mensaje de la Escritu– ra y de la Iglesia, que es "eterno", "inmutable", "in– tangible". De un modo aproximado, su ideario dogmá– tico y moral podría resumirse en varios apartados: . -Aceptación íntegra del dogma revelado, sin ter- 145