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FARISEOS El fariseo es, sin duda, uno de los tipos más repug– nantes y perniciosos de la comunidad humana. Es su– cio, retorcido, malintencionado, pegajoso, frío, men– daz, soberbio, intrigante, resentido. Es un hipócrita, un farsante, un narcisista. Es la síntesis de dos razas ne– fastas: la víbora y la zorra. Nada de extraño, por tanto, que el Maestro les mal– diga con las expresiones más enérgicas y amargas. El Señor que comprende todas las fragilidades humanas, que come con publicanos y pecadores, que sale en de– fensa de pecadoras públicas se ensaña indignado con los fariseos. El Señor que está siempre dispuesto a perdonar, animar y bendecir arroja sobre la cara de los fariseos las palabras más humillantes. Esto deno– ta la catadura moral del fariseo, cuya radiografía va– mos a presentar siguiendo lo más fielmente que nos sea posible la línea del Maestro. El fariseo se cree impecable ante Dios y procura parecerlo por todos los procedimientos ante los hom– bres. Es un hombre que se desc,Jnoce radicalmente a sí mismo. En un acto de descarado dramatismo se con– fiesa puro e incontaminado al mismo Dios: "Gracias te doy, Señor, porque no soy como los demás hom– bres". Se encuentra a sí mismo perfecto, separado de los demás que son -en su opinión- seres insignifi– cantes, víctimas de toda clase de pecados. Causa es– calofrío esta actitud desafiante del hombre -lodo y 135

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