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HORNO ARDIENTE DE CARIDAD 259 Considerando estos lamentos de Jesús, el alma amante no quiere permanecer indiferente, quiere reparar, expiar, satisfacer y consolar al Dios ofendido y ultrajado; Pío XI dice que esto lo debe hacer por doble motivo: de justi– cia y de amor. De justicia, para reparar las ofensas que se hacen a Dios con nuestras culpas; de am9r, por pa– decer con Cristo paciente y saturado de oprobios, para darle, según nuestra indignidad, algún consuelo (19). De algún modo podemos consolar a nuestro Redentor en las agonías de la Pasión, porque Jesús, que veía todos los pecados de los hombres, conocía también las buenas obras y reparaciones que le podían ofrecer las almas de– votas. 4. Ofrecerse víctima de reparación. El espíritu de reparación y de satisfacción es ya conocido y sancionado por la doctrina de la Iglesia, especialmente por la Encí– clica Miserentissimus Redemptor. El ofrecerse víctima de reparación no significa la ilusión fantástica de algunas almas poco fundadas y humildes que se ofrecen a Dios espontáneamente para sufrir las más horrendas penas : el martirio y la muerte ... Suelen llamar el voto de víc– tima ... El alma que desea ofrecer al Sagrado Corazón el voto de víctima es necesario que tenga aborrecimiento al pe– cado, que huya de las ocasiones, que evite los defectos, aunque sean leves ; que sufra las penas cotidianas con paciencia; que observe sus votos, obligaciones y debe– res; que se sacrifique por la gloria de Dios y por la ca- (19) Cf. Miserentissimus Redemptor, 8 de mayo de 1928. Cf. AAS., 26 (1928), págs. 165-78. Caritas Christi compulsi, día 3 de mayo de 1932. Cf. AAS, de 24 (1932), págs. 177-194.
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