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246 P. PIO M.ª DE MONDREGANES 1 O. P. M. CAP. que ilumina y que enciende ; sus enseñanzas están llenas de luz y de unción divina. La devoción especial al Sagrado Corazón se manifies– ta especial en el opúsculo titulado Vitls Mystica, atribuido al mismo. En otra parte trataremos de la devoción especial de San Francisco y de sus hijos al divino Corazón y la in– fluencia que ejercieron en la doctrina cristocéntrica (8). La devoción especial al divino Corazón se enriquece de nuevas prácticas y ejercicios piadosos en los escritos y revelaciones de algunas personas místicas de aquel tiempo, como Santa Ludgarda (t 1246), Santa Matilde (t 1298), Santa Gertrudis (t 1302), y otros muchos que, por brevedad, omitimos. Las almas místicas sienten las íntimas comunicaciones que irradian del enamorado Es– poso divino, que ama y que desea ser amado especial– mente bajo el símbolo del amor generoso y misericor– dioso, el Corazón ardiente. En los siglos xrv y xv el culto al Sagrado Corazón se fue propagando, determinando y concretando por toda Europa, gracias a las nuevas corrientes de espiritualidad de las Ordenes y Congregaciones que van naciendo en la Iglesia (9). (8) Cf. cap. VI, págs. 287 y sigs. (9) Cf. A. RAMÓN, op. cit., t. II, cap. VII-X.
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