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HORNO ARDIENIB DE CARIDAD 229 tizado, se salvará ; mas el que no creyere, se condena– rá» (135). Con el fin de salvar a las gentes, los Apóstoles se es– parcieron por todo el mundo para llevar el Evangelio a todos los hombres, anunciar a Cristo Redentor, comu– nicar la verdad, la gracia y todos. los tesoros y medios de _salvación que Jesucristo dejó en su Iglesia. La fe ver– dadera ha llegado a nosotros. 3.. Esperamos en los méritos infinitos de Jesucristo y en la intercesión de su Madre Inmaculada y Madre es– piritual nuestra. Esperamos en las promesas que el Sagrado Corazón lúzo a Santa Margarita de Alacoque, que en otro lugar veremos. Dios de verdad, de bondad, de misericordia y de fide~ lidad infinitas cumplirá su palabra. · Coloquios y súplicas. Corazón divino y misericordio– so, en Ti espero, en Ti confío. «Se ha manifestado la gra– cia salutífera de Dios .a todos los hombres, enseñándo– nos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que vivamos sobria, justa y piadosamente en este siglo, con la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús, que se entre– gó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y ad– quirirse un pueblo propio, celador de obras buenas» (136) Luego el Corazón divino es lógicamente nuestra espe– ranza y por su medio y sus méritos obtendremos nuestra eterna felicidad. (135) Mrc., XVI, 16-17. (136) Tit., 11, 11-14.

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