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HORNO ARDIENIB DE CARIDAD 213 necesidades y aflicciones de los hombres. El Corazón abierto de Jesús es el asilo de todas las almas afligidas. San Buenaventura, d~rigiéndose a ,Jesús, le dice: «¿Por– qué ha sido abierto tu costado? Para que por él tengamos abierta la entrada. Por esto fue herido tu Corazón, para que libres de las agitaciones externas podamos habitar allí con seguridad. Además, para que a través de la heri– da visible veamos la herida invisible del amor» (107). La Iglesia canta er: el Prefacio de la fiesta del Sagrado Corazón: «¡Oh Señor.!, que quisiste traspasar con la lan– za del soldado tu Hijo Unigénito pendiente de la cruz, a fin de que, abierto su Corazón, sagrario de la divina lar– gueza, para que derramase sobre nosotros los torrentes de su misericordia y de gracia, y El no cesó jamás de arder por nosotros, para que fuese el reposo de las almas piadosas y salvación de los pecadores arrepenti– dos.» Todo esto se ~onfirma también por los dos sím– bolos. Del Corazón herido salieron sangre y agua, como símbolos de la misericordia y de la gracia. Esta es la puer– ta de la vida de donde proceden los Sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no se tiene la verdadera vida. Los Sacramentos fueron instituidos para darnos el perdón y conferirnos la vida divina. La tradición constante afirma que del Corazón divino proceden los beneficios más grandes de la bondad y mi– sericordia de nuestro Redentor. Coloquios y súplicas. Gracias, Corazón divino de Je– sús, porque me habéis dado la vida divina y sobrenatu– ral por el Bautismo; habéis fortificado mi debilidad por la Confirmación ; me nutrís prodigiosamente todos los (107) De Vita Mys.ica, cap. III.

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