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y modificaba otras, y exponía un nuevo mé– todo de visitar el Vía Crucis lleno de errores y novedades, sirviendo de escándalo a los sim– ples. Muchos escritores, principalmente francisca– nos, defendieron el Vía Crucis tradicional y re– futaron las aserciones de Pujatus, el cual se arrepintió de su ligereza con pretexto de redu– cir el Vía Crucis a la pureza evangélica, movió la controversia contra la historia y la tradi– ción (2). 2. Otras controversias.-No faltaron otras controversias, no acerca de la devoción, sino sobre las erecciones jurídicas, ya sea por las distancias, ya por la validez de las delegacio– nes o por falta de consentimiento de los Ordi– narios o por otros motivos de diversa índo– le (3). 3. Progresos y extensión .-Vencidas las di– ficultades provenientes de los jansenistas, los Frailes Menores procuraron propagar el devo– to ejercicio en todas partes cop la predicación y con la erección solemne de las Estaciones. Fundaron en los conventos las Hermandades del Via Crucis, que, además de :frecuentar esta devoción, tenían derecho a sufragios y sepultu– ra en los templos donde canónicamente existía. (2) Cfr. P. AxTox1xo, o/J. cit., págs. -11--13. (3) P. AxToxrxo. o/J. cit.. pá¡;:. 43. - 88 -

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