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CAPITULO IV ADVERSARIOS, CONTROVERSIAS Y PROGRESOS l. Adversarios.-A finales del siglo XVIII, algunos escritores de sabor jansenista decían que no se debía tolerar esta devoción o, por lo menos, que no se debía practicar solemnemente en público, porque se disminuía el culto a la Eucaristía y fomentaba la unión de los dos se– xos y otras cosas indecorosas. San Leonardo de Puerto Mauricio refutó con sólidos argu– mentos todo lo contrario (1). Uno de los adversarios más acérrimos fué José María Pujatus, alumno primero de Somas– ca y después de la Congregación Casinatense en el monasterio de San Pablo de Bérgamo. Este escribió en Pistoya, el año 1782, un Opúsculo en el cual suprimía varias estaciones (1) Cfr. Via Sacra spianata ed illuminala, en Opere com- ¡1/ete, vol. JI. Venezia, 1868, pág. l 91 y ,igs. ' - 87 -