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P. Calasanz SEÑOR., DAME LAGRIMAS Me caló hasta el filo de la mente aquella expre– sión tuya, Maestro. "El mundo está puestó' en la maldad". O sea que el sitio propio de la maldad es el mundo. El mundo tiene el ma,l de propia cosecha.. Caida día se enrojecen de sangre fratricida los ho– rizontes de las almas. Hay madres que profanan las fuentes de la vida, con pecados contra la vida. En vez de madres son verdugos. Uno de los crímenes so– ciales de nuestra generación es el apagamiento de esas voces que tenían derecho a ser dichas. Los que no viv.en teniendo derecho a vivir con ale,gría son el fruto del mal mundano. "Hombres malos, mundanos y perversos", ¿qué más explicaciones para, los crí– menes de nuestra época? Hoy te pido lágrimas para llorar por los que no lloran. Insensibles no saben lo .que vale· un alma. Ignoran que tienen un alma inmortal y ·se la juegan a cualquier carta. Me dan pena y lloro por ellos. A ver si con las lágrimas- de los inocentes se vuelven a Tí ,los ignorantes y los malvados. Si algo valen mis lágrimas, te las ofrezco calientes, abrasadoras por el mundo. -71 -

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