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No estuvo ausente en su vida la colaboración en los ministe– rios sacerdotales en nuestra iglesia, en El Pardo o en predicacio– nes esporádicas cuando era solicitada su actuación. Celebraba con dignidad la Eucaristía y era riguroso en la prepar ación de sus sermones, hablando con una voz clara y esmerada pronun– ciación. Bastante diferente a la de El Pardo fue la segunda etapa de su vida que se inició en 1984, con su traslado a la fra ternidad del Sagrado Corazón de Usera. Allí permaneció un trienio como vicario y coadjutor. En 1987 fue destinado a Montehano con el cargo de supe– rior. En cierto modo siguió como formador en calidad de vice– maestro de novicios, pero con menos implicaciones y_ue eu el seminario. Aquí continuó con algunas actividades parroquiales como ayudante en la parroquia de Santoña, con la que siempre han tratado de mantener buena relación los capuchinos de Montehano. Ayudaba a los religiosos cuando eran requeridos sus servicios para atender a las religiosas de Santoña, a las cla– risas de Escalante o a las mercedarias del cercano pueblo de Noja, y haciendo también suplencias en otras parroquias cerca– nas al convento. En 1990 es destinado a Santander en calidad de párroco y superior, dedicándose con esmero a los deberes parroquiales amén de los desvelos que lleva consigo el tener a su cargo una fraternidad. También impartió algunas clases de religión en el colegio de San Antonio . En 1996 es destinado nuevamente al convento de Mon– tehano como vicario y encargado de atender a las parroquias de Castillo y Escalantc; y como era su costumbre, trabajó con el mismo entusiasmo que le acompañó siempre en estas ocupacio– nes ministeriales. 487