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Adquirió los conocimientos básicos en las escuelas de su pueblo natal desde 1921 a 1926, año en que ingresó en el cole– gio capuchino de El Pardo para estudiar las humanidades. Aquí permaneció hasta 1930. T ,a llamada divina es el componente esencial de toda voca– ción; pero en este caso, también fueron decisivos para definir su sentido los alicientes humanos: de pequeño había sido mona– guillo y sentía mucha atracción por las cosas de la iglesia. Además, tenía contactos frecuentes con familiares del capuchi– no padre Eladio de Cegoñal y con un primo suyo que le había abierto el camino animándole, como él lo había hecho antes, a ingresar en el seminario. En junio Je 1931 muchos estudiantes de El Pardo fueron enviados a sus casas ante las inseguridades que se presentaron con la llegada de la República, el saqueo y la quema de los con– ventos. Sus estudios de humanidades quedaron reducidos a cuatro años. En agosto de 1931 se incorporó a la comunidad del conven– to de Basurto (Bilbao), iniciando el noviciado el 29 de septiem– bre con la toma del hábito religioso, en cuya ceremonia le fue impuesto el nombre de fray Lorenzo de Cansoles. El 30 de sep– tiembre de 1932 emitió la primera profesión. Seguidamente comenzó los estudios filosóficos en el colegio de Montehano; pasando después a León para completar su for– mación sacerdotal con las disciplinas teológicas y la elocuencia, hasta 1939. También en León profesó de votos perpetuos, el 20 de diciembre de 1936, y recibió las órdenes sagradas el 9 de julio de 1939. El hermano Servando (entonces fray Lorenzo) quedó desti– nado en el convento de León durante los dos primeros años de su vida sacerdotal, dedicado a la predicación, pero sin descui- 455