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Enero Su vida fue corta, pero llena de méritos: trabajó con una gran entrega durante los años que estuvo como profesor en el seminario de El Pardo, y con la misma generosidad, entregó su vida al servicio de las misiones, desempeñando dignamente los cargos parroquiales que le fueron encomendados en todos los centros misionales don– de estuvo destinado por la obediencia. El P. Pedro de Villaverde era pequeño de estatura, pero en su interior albergaba un alma grande y generosa. Su corta vida podía llenar muchas páginas de trabajo material y espiritual, sembradas, como las de todos los misioneros, de grandes sacrificios y privaciones. Su carácterfue sencillo, amable y sacrificado: un carácter sin complica– ciones, incapaz de crear problemas a los demás. El Boletín Oficial de la Viceprovincia y Misiones le retrata con estas elocuentes pinceladas: «todos recordamos al buen hermano, al buen compa– ñero, excelente sacerdote, sacrificado y callado misionero, de carácter since– ro, práctico y organizador». BIBLIOGRAFÍA: AO 90 (1974) 107; BOC (1974) 38 s; BOP 27 (1974) 328; VM 36 (1974) 87; Pacífico 248. 74
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