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rudos campesinos para lograr su sustento y el de los indios que tenían a su cargo; yo los vi cortar maleza con el machete y abrir hoyos para sembrar cereales y legumbres; yo los vi hundidos hasta las rodillas desecando lagu– nazos; yo los vi manejando la garlopa y el formón para hacer muebles; yo los vi coger la paleta y la plomada para hacer paredes; y los vi también sentarse a la mesa de la escuela para enseñar las primeras letras a aquellos entendimientos adoquinados de los indios.» Además de sus trabajos materiales en el campo, realizó numero– sas excursiones misionales, adoctrinando a los indios, administrán– doles los sacramentos y recogiendo un material etnográfico y geo– gráfico de valor incalculable para la historia y geografía del pueblo venezolano. Fruto de toda esta recopilación de datos fueron las nu– merosas obras, de indudable valor, que publicó. Como muestra se pueden mencionar: Exploración del Paragua; Labor de los PP. Capu– chinos en la Misión del Caroní, La música taurepán; La Gran Sabana, etcétera. Muy conocida, tanto en España como en Venezuela fue su obra Luz en la selva, narración en la que nos cuenta las dificultades que hubo de sufrir a consecuencia de un accidente de aviación ocurrido en plena selva virgen. Su labor se extendió también al cine y la cartografía: en 1939 editó en Nueva York un interesante documental sobre los trabajos de los misioneros en la Gran Sabana. Gracias a sus investigaciones, se pudo también publicar el primer mapa-croquis de la Gran Saba– na y de la región del Paragua. En 1937 fue nombrado miembro de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, y el Gobierno venezolano le concedió, como reconocimiento a sus aportaciones científicas, la Encomienda de Francisco Miranda, de 3.ª clase. En España fue también sumamente meritoria su actividad: diri– gió espiritualmente varias cofradías, dando un impulso importante a las Juventudes Franciscanas y a la VOT. de Bilbao. Fue Adminis- 69