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netrante antes del responso de despedida. A las 6 p.m. la funeraria se hizo cargo de los restos mortales de Fray Santiago, que transportó a Maturín acompañados hasta el paso del Orinoco (El Cierre) por una multitud de carros, en que iban cursillistas, carismáticos y otros grupos religiosos de Tucupita. Días después fueron llevados a Caracas, donde los PP. Capuchinos y las Religiosas Terciarias le ofrecieron al Hno. Santiago una celebración eucarística. Y desde aquí, finalmente, fueron enviados a Madrid, atendien– do a los ruegos de sus familiares. » El Hno. Santiago de Geria fue un religioso obediente, sencillo, fiel y puntual en el cumplimiento de sus obligaciones. Dedicado durante los cor– tos años de su vida religiosa a los trabajos de la cocina, la sastrería, la huerta y la portería, pertenece a ese grupo de hermanos nuestros que se distinguieron por su amor al trabajo y que, con su servicio humilde y gene– roso hacen más llevadera la vida de comunidad. Era de carácter alegre y tolerante, y sabía aguantar, con espíritu de simplicidadfranciscana, las bromas de sus hermanos, sin mostrar enfado y sin crear complicaciones a los demás. BIBLIOGRAFÍA: AO 98 (1982) 295; VM 43 (1981) 417 s; Pacífico 250. 65
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