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Febrer0, • I vincia Capuchina de Navarra, fue trasladado al convento de Bilbao con el cargo de limosnero. Desde Bilbao fue destinado al convento de León, donde perma– neció por espacio de seis trienios desempeñando simultáneamente los cargos más delicados: portero y limosnero. En 1936 cambió su residencia al convento de El Pardo, quedan– do al servicio del colegio cuando su sordera y otros achaques pro– pios de la edad le impidieron seguir desarrollando los oficios anteriores de portero y limosnero. En este convento se encontraba cuando comenzó la Guerra Civil española, siguiendo la suerte de los demás religiosos y sufriendo, como ellos, muchas vejaciones y contrariedades. En 1939 estaba destinado en el convento de Gijón y, en 1942, lo mismo que en el Capítulo de 1945, en la residencia de Ribadeo. Habiendo enfermado de gravedad, fue trasladado al convento de La Coruña, donde falleció el día 15 de febrero de 1947. Había cum– plido 74 años de edad. Hemos señalado anteriormente que la vocación religiosa del Hno. Martín estaba orientada, en sus comienzos, al estado sacerdo– tal; sin embargo, su deficiente formación en el campo de las letras humanas fue causa de que los superiores le orientasen por caminos diferentes: es justo manifestar que nunca se lamentó por este cam– bio ni pretendió alterarle o discutir con los causantes del mismo; por el contrario, en todo momento les guardó la debida considera– ción y tuvo hacia ellos un ejemplar respeto desde su estado religio– so de hermano no clérigo. Fray Martín fue un religioso que, durante muchos años, desempeñó el arriesgado cargo de limosnero: tanto en la ciudad como en los pueblos que recorrió en toda la provincia de León, edificó a cuantos le trataban con su sencillez, seriedad y espíritu de piedad, virtudes que caracterizaron toda su vida religiosa, juntamente con el recogimiento y el amor al trabajo. 130

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