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de marzo del mismo año. Antes de abandonar el colegio de Santa Marta había profesado solemnemente el 15 de octubre de 1954. (Quiero recordar que los años durante los cuales permaneció en estos colegios el P. Germán coincidieron con una de las épocas más florecientes de nuestra Provincia, no sólo por la calidad del profeso– rado, sino también por el número de alumnos: a los numerosos estudiantes de Castilla se habían agregado los de Portugal, que no disponían, por aquellas fechas, de medios ni de personal suficiente para impartir los estudios eclesiásticos en aquella nación. De su per– manencia entre nosotros surgió una gran comprensión y amistad.) En 1958 fue destinado a la Universidad Gregoriana de Roma para estudiar y obtener la licenciatura en Filosofía. Los trabajos para el doctorado los realizó en la Universidad Pontificia de Sala– manca, y la preparación de la tesis doctoral en Salamanca y Roma. En esta ciudad obtuvo el título de doctor Summa cum Laude en dicha disciplina, siendo galardonado con la medalla de Oro juan Pablo JI por la importancia de sus aportaciones en la tesis doctoral. En 1960 fue destinado al colegio de Santa Marta en calidad de profesor, mi– sión que siguió desempeñando en Salamanca cuando, en 1974, fue clausurado el colegio de Santa Marta. Llegó el año 1975. En el Capítulo provincial celebrado el 21 de julio en el convento de El Pardo, bajo la presidencia del Definidor General P. Lázaro Iriarte, resultó elegido el P. Germán como Minis– tro Provincial de Castilla y, a su lado, como Vicario provincial y Definidor 1. 0 , el P. Arsenio Gutiérrez, que resultaría su sucesor en el mismo cargo. Junto estos dos nombres porque juntos trabajaron durante tres años y a punto estuvieron de entrar, también juntos, en el reino de los cielos. El P. Germán ha sido un hombre especialmen– te propenso a sufrir accidentes de circulación en los muy numero– sos <lesplazamientos que realizó en el transcurso de su vida. Él mismo hacía recuento, de manera escueta, de todos sus contratiem– pos: algunas enfermedades naturales y numerosos accidentes de carretera. Fue, sin duda, el más aparatoso de todos el que sufrió, en compañía 119

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