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propagador de la misma revista. Fue, sin embargo, el oficio de li– mosnero el que marcó la actividad caracteristica de su vida: durante muchísimos años recorrió los pueblos y ciudades de Castilla, Extre– madura, León, Galicia y Santander en busca de recursos económi– cos para el colegio de El Pardo, que se hicieron especialmente necesarios en los años de la postguerra. Sin duda, gracias a sus infa– tigables desvelos, se pudieron salvar muchas dificultades y solucio– nar cuantiosos problemas. Fray Luis poseía una buena formación para su condición de hermano no clérigo, y estaba dotado de una exquisita delicadeza y urbanidad que puso bien de manifiesto en su trato con las gentes. Practicó notablemente su caridad con los necesitados, dando a todos ejemplo de desprendimiento y de franciscana pobreza. Bastaba mirar su porte sencillo y austero para contemplar en el una estampa de San Felix de Ca,italiciv. Dios le dotó de un carácter alegre, simpático, afable y optimista. Su espíritu de oración, su pobreza, su amor a la observancia regular fueron ejemplares para los religiosos. Su porte recogido, su prudencia en el trato con las gentes y su amabilidadfueron las mejores herramientas para el éxito en sus actividades fuera del convento. Profesó una gran devoción a la Eucaristía y a la Pasión del Señor y fue muy amante de las glorias de la Orden, que trató de propagar con cuantos medios estaban a su alcance. BIBUOGRAFÍA: BOP 22 (1969) 16 s. 115

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