BCCCAP00000000000000000000682

60 « ...el Señor me dio hermanos» camente en Sión, ante la presencia de muchos hombres doctos que quedaron llenos de admiración». Predicador y profesor de teología Un religioso así preparado en la oración y en el estudio no podía por menos ser elegido para las tareas de la viña del Señor. Acabado el curso de teología, se dedica al apostolado capuchino típico de ayuda a los sacerdotes en las parroquias y a la predicación de misiones populares. Lo encontramos realizando este empeño des– de 1769 a 1774 en los conventos de Sion, Porrentruy, Bulle y Ro– mont sucesivamente. El padre Ermanno, que fue profesor y superior suyo, es testigo entusiasta del fervor misionero de nuestro beato: «He vivido siete años con fray Apolinar, le he observado, le he admirado, soy testigo de su celo extraordinario por la conversión de las almas, por enseñar a los ignorantes con predicaciones y cate– quesis, por infundir en los jóvenes, tanto dentro como fuera de la Orden, principios sólidos religiosos y morales, por llevar a la peni– tencia a hombres endurecidos y habituados al mal, y esto hasta el punto de que pocos otros he conocido que se le puedan comparar. Todos aquellos que fueron compañeros suyos en las misiones, pue– den testimoniar las fatigas que afrontó en su apostolado y el bien que hizo con sus palabras, llenas de celo y adaptadas a la inteligen– cia del pueblo». Hacia el final de agosto de 1774 le fue encomendado el cargo de profesor y director de los estudiantes de teología en Friburgo. Era un reconocimiento público de sus dotes de religioso espiritual– mente maduro y culturalmente preparado. Respondió plenamente a la confianza que se había depositado en él, desempeñando la delica– da misión de formador durante seis años con resultados óptimos. Nos ha quedado, como síntesis expresiva de su magisterio, una di– sertación sobre la relación entre filosofía y teología, que fue publie– cada en 1932. Juntamente con las clases de teología, estaba también encarga– do de dar catequesis a la comunidad; participaban, por disposición de los superiores, los sacerdotes jóvenes, los clérigos y los hermanos no clérigos. Este período de Friburgo fue el más tranquilo de todos

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz