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Queriendo zafarse de los cumplidos, si– mula no sé que extraña dolencia y con prisa mal contenida se dirige a su carro. Le ad– vierten que su esposa queda atrás. No parece recoger la advertencia. Ella, en cambio, sí ad– vierte la desaparición de su amado, por lo que abriéndose camino con los codos y de– jando en cada esquina· alguna prenda de su abundante atuendo, sale en su busca. El ca– rro comenzaba a caminar cuando ella apare– ció alborotada a la puerta de la iglesia. El periodista no dice nada de esas frac– ciones de segundo y pasa a comentar que el jugador, tenía pensado volver al terreno de juego y continuar el partido y que la nueva esposa le aclaró: "Ya con medio tiempo está bien. La mitad para el fútbol y la otra mitad para mí, querido Esparraguito". · Menos mal que era tierno y se ablandó. Victoria del corazón sobre este modo mo– derno cada vez más aséptico e inhumano. No está mal. ·("Oriente", 1972). - 142 -