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698 ((ALVERNIA)l ncntcs y no dependen de nosotros. Aquí habla– mos de la presencia de Dios en cuanto está pre– sente a nuestras potencias de una manera activa JJor el recuerdo, la consideración y el amor. ¿De qué modos le podremos llevar activamente pre– sente? II. MODOS DE LLEVAR LA PRESENCIA DE DIOS Varios son :os modos de llevar la presencia de Dios o recordarnos de li:l. Indicaremos sólo los más comúnmente usados en la vida de unión del alma con Dios. l. Presencia corporal.-De la vista y conside– ración de las cosas sensibles debemos remontar nuestro pensamiento a Dios, que es el creador y conservador de todas ellas. Los tres niflos del horno de Babilonia recordaban a Dios invitando a todas las cosas a que le alabaran y bendijeran. San Francisco de Asis compuso el Cántico de Frete Sale, donde, a semejanza de los tres ni– iio:J, invita también a las hermanas crlaturas a c¡ue alaben y glorifiquen a Dios. San Buenaven– tura compuso el hermoso Itinerarium m<¿ntis in Deum, considerando las cosas como un espejo, donde se reflejan las divinas perfecciones y como mu E:::cala por la cual subimos hasta el cono– cimiento de sus divinos atributos. San Ignacio de Loyola, en la Contemplación para ob_tener el amor de Dios exhorta a considerar cómo Dios habita en las crlr,turas y en los elementos, en las plan– tas, en los frutos, etc. (129). Los seres del uni– verso, las cosas pequeflas y grandes, las maravillas microscópicas o astronómicas, ;f'isicas, químicas y fisiológicas, proclaman las divinas perfecciones. Todo cuanto hay en el universo mundo nos lleva a Dios y nos dice: adora, ama y sirve a tu Crea– dor ... 2. Presencia imaginaria.-Dios es puro espíri- (; Ej€'reic., nn. 235-37.
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