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DÍA lX.-((Dl.ES UNIONIS MYSTICAE)l 681 comunes están como penetradas por el espíritu de amor y de fe. Santa Teresa llamó a este modo de orar ora– ción de recogimiento (activo) y la describe en el capitulo 28 del Carnina de perfección. San Juan de la Cruz es conocido como el maestro de la contem])lación adquirida, o activa, y desde el si– glo xvu l1ay multitud de autores que tratan de esta clase de contemplación, a la cual muchas al– mas, con la gracia de Dios, llegan. Los antiguos escritores no solían distinguir en– tre contemplación adquirida e infusa, y por eso no solían tratar de la diferencia especiftC:a que las distingue. Soliar. defmir la contemplación de una manera general, diciendo que es una visión sim])le e 'intuitiva ele Dios y de las cosas divinas, que procede del amor y lleva al amor .(83); es una amorosa, sim]Jle y permanente atención de la mente a las cosas divinas .(84). Los maestros de la vida espiritual hablan lar– gamulte de las condiciones que se requieren para que el alma llegue a estos grados de oración; de las señales por las que se puede conocer si real– mente el alma se encuentra en esos grados; del modo de comportarse y cómo se han de v,mcer las dificultades .(85). II. NATURALEZA Y CARACTERISTICAS DE LA CONTEfiIPLACION INFUSA Los maestros de la vida mística suelen distin– guir dos clases de contemplación in.fusa: una clistinta, que versa acerca de los fenómenos y objetos producidos mediante gracias extraordi– narias, que se llama gratis datae. De ésta no nos ocupamos ahora. Tratamos de la contemplación infusa general e inclistinta, que se suele verificar (83¡ summ. Theol., Ha IIae, q. 180. a. 3, ad 1; a. 7, ad l. (84) Amor de Dios, l. VI, c. 3. (85) Cfr. TANQUEREY, O. C., p, 890. «ALVERNIA» 44
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