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652 ((AI.VERNIA)) sus potencias pon2 en relación con Dios; es la criatura en comunicación consciente con su Creador; es la unión del espíritu humano con el divino. El alma, interna o externamente, con palabras o sin ellas, piensa, contempla, ama, pi– de, bendice, adora a su Dios. Pudiéramos dar una definición completa de la oración, diciendo que es una elevación de nuestra alma a Dios para adorarle, darle gracias, JJedirle perdón de nues– tros pecados y gracias para nuestra salvación y santificación. Comprende cuatro objetos o fines principales: latréutico, eucarístico, vropiciatorio e impetratorio. Fines princiJJales ele la oración.-Por el fin se conoce la naturaleza de las cosas, pues cada ser ciebe proporcionars2 a sus destinos. Por los fines Ut.: la oración vendremos mejor en conocimiento de la naturaleza de la oración. Aunque en sí pue– de tener muchos fines, se pueden deducir fácil– mente a las cuatro categorías indicadas. a) Latréutico.-El alma que ora se pone en la presencia divina, y conociendo la grandeza, el poder, la majestad, la soberanía de Dios, no pue– de menos de adorarle, reverenciarle, alabarle, bendecirle, someterse a su dominio. El ejercicio de esos actos constituye la oración llamada de adoración. El hombre viene a ser como el pon– tífice de la naturaleza, cuyo oficio principal es dar gloria a Dios. El hombre, ser racional, co– nociendo todas las maravillas de la creación y representándolas en cierta manera, las invita a que den gloria a su Creador. Esta fué la ora– ción de los niños en el horno de Babilonia, cuan– do cantaban el Benedicite; esa fué la oración del seráfico Padre S. Francisco cuando compuso el Cántico de las criaturas. b) Eucarístico.-Dios es también nuestro Bien– hechor. Todo cuanto de bueno tenemos en el orden de la naturaleza y de la gracia procede de Dios. Los beneficios generales y particulares exigen de nuestra parte agradecimiento. Por esto San Pablo nos exhorta a que en todas las cosas

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