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!iÍA VIII.-«DIÉS lMlTATIONIS ET AIIIOilISl> 645 do en el Tabor sombra a Jesús tr~nsfigurado y glorioso, ilustraste aquel santo monte y ampa– raste en su excelso temor a los Apóstoles, ilustra, protege y fEcunda mi alma para que yo sea fiel discípulo de Jesús. ¡011 Espíritu Santo! Suave viento que llenó el Cenáculo y dió fuerza y valor a los que allí es– taban fervorosamente orando, unidos con un ai– ma y con un corazón, ocupa y llena mi memoria, mi entendimiento, mi corazón, todo mi ser y obrar, da fuerza, da valor y da energía para amarte y seguirte. ¡011 Espír~tu Santo! Luz clarísima que ilus– tró el entendimiento de los Apóstoles, comunicán– doles la ciencia y la luz que necesitaban para la conversión del muncto; comunícame la ciencia, la luz, para conocerme y conoceros a Vos y daros a conocer a todo el mundo por medio de un fer– voroso y eficaz apostolado. ¡011 Espíritu Santo! Sagrado fuego que infla– maste los corazones de los Apóstoles, enciende también mi corazón helado, a fin d,e que, abrasado como ellos, encienda en amor de Dios a todos cuantos hablare, tratare y acercare. ¡Oh Espíritu Santo! Llama ardiente de cari– dad que inflamaste los corazones de todos los mi– sioneros y hombres apostólicos y les comunicaste el don de leguas, inflama mi corazón y mi len- gua para que a todos mueva al cumplimiento de los divinos mandamientos, a la observancia de la vida cristiana y de los propios deberes. ¡011 Espíritu Santo! Caridad esencial que, de– rramada en todos los corazones, los transformas, divinizas y comunicas los siete dones: transfór– mame, divinízame, comunícame el sagrado sep– tenario: El don de sabiduría para poder juzgar acerta– damente de las cosas y gustar rectamente de las gracias y beneficios del Señor. Que conozca con el don de entendimiento las verdades reveladas y los preceptos de la ley de Dios.