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134 (( A L V E R N I A )) ------- ----------- Bcrnardino af'mde: ,,En todo pr>cado ::;e encuen– tra soberbia y desprecio de Dios» (38). Dios man– da una. cosa, y el hombre malo hace lo opuesto, y así, contraria a Dios. Con levantada cerviz usa del libre albedrío, no según el imperlo de la di– vina voluntad, :,ino s2gún su propio capricho» (39). En el pecado sucede lo siguiente: De una parte, se presenta Dios co!l toda su grandeza·, bondad, sabiduría, hermosura... ; de otra, el hombre, con todas sus imperfecciones, con todas sus indigen– cias, con todas sus ignorancias... El Creador le pide y exige como Dueño y Señor que le ame con preferencia a todas las criaturas, que obedezca sus mandatos, prometiéndole darle a Sí mismo en recompensa si le sirve, y amenazándole con la condenación eterna si le ofende. Ahora bien· ¿Qué sucede cuando el hombre peca? Desprecia a Dios, su gloria, sm: castigos, y elige el placer, el gusto, la mísera criatura que le incita a pe– car... Por una honra efímera, por un placer pa– sajero, por una moneda de plata, por un manjar prohibido, por un desahogo de cólera... , por co– sas de nada, se desprecia la ley de Dios, se re– nuncia a sus dulces promess.s, y no importan los futuros castigos ... Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas, y el alma vende el cielo por un capricho o por un breve placer. Como dice Eze– quiel, se deja a Dios por un puñado de cebada y un pedazo ele pan (40). Como Judas, vendéis a Jesucristo por treinta dineros, y como los judíos, exclamáis: Non lwnc, sed Barabbam. No a Cristo, sino a Barrabás. ¡ Qué fascinación! Por esto dice el Señor por su Profeta: ¿A quién me asemejas– teis y me igualasteis? ¿A quién me com]Jarás– teis y me hicisteis semejante? ( 41). A un capri- (38) Senn,, 3 post Doming. 2 Q1wdrag., in exordio, t. II, (39) Scrm., I 18 post Pent., t. IX, p. 423. (40) Proptcr pugilimn hordei, et frctgmentum panis. Ezech., XIII, 19. (41) Cui assimilasti 0 me, et aclaequastis, et compa– rastis me, et fccistis símilc1n?, Js., XLVI, 5.