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598 P. IV.-CIENCIAS AUXILIARES cuerpo humano. Aquí con la palabra espíritus se entienden tam– bién los seres que no estuvieron unidos con el cuerpo humano y gozaban de una existencia propia. En los pueblos primitivos se enu– meran gran variedad de espíritus: a) duendes, diablillos y sílfides, que nos rodean misteriosamente; b) los espíritus de la naturaleza que viven en las fuentes, en los ríos, en los mares, en las rocas, en las montañas, en los bosques, en los animales. Por lo general, sue– len ser maléficos y frecuentemente objeto de culto; c) los espíri– tus demoníacos benéficos para quienes les invocan; son los pa– tronos de los magos y hechiceros; e) espíritus satánicos que odian a todos los hombres; f) las divinidades más variadas: del naci– miento, de las bodas, de la muerte, de los campos, de la guerra, de la tierra, del agua, del fuego, del aire, del sol, de la luna, de las estrellas, etc.; g) las almas de personas muertas hace mucho tiempo. No todos estos espíritus están en boga en todos los pue– blos, en unos predomina una clase y en otros otra. Muchos pue– blos creen que sobre todos esos espíritus existe un Ser Supremo, al cual todos deben obedecer (4). La creencia en ese Ser Supremo no es igualmente clara y determinada en todos los pueblos. 716. Rigurosamente hablando, no se puede decir que los hom– bres primitivos posean una religión sistemática; pero, con mayor o menor precisión, se hallan los elementos primordiales mezcla– dos con monstruosidades de mitología, superstición y magia. Nos limitaremos a indicar algunos. l. Admiten la distinción entre lo visible y natural y lo invi– sible y sobrenatural, tomado en una acepción amplia. El mundo superior nos rodea, nos domina, interviene en nuestra vida, hasta que, al fin, un día entramos en él por el pasadizo inevitable de la muerte. Así se observa en los Bantúes, un grupo lingüístico con– siderable que habita la mayor parte del Africa, al norte y al sur del Ecuador, desde el Océano Atlántico al Indico, desde el remanso del Tehad y del Victoria hasta el cauce del Orange (5). 2. Tienen el sentimiento de dependencia del hombre de ese mundo superior y de la eficacia de algunos medios oara influir en las fuerzas de la naturaleza. Está profundamente arraigada esta idea en los pigmeos africanos, en los negritos y en los san, llama– dos Busmanes (6). Hacen mucho uso de la magia imitativa, repro– duciendo la imagen de aquello que deseen obtener. Por ejemplo: en el norte de América y de India, para matar un enemigo hieren primero su imagen, que con arcilla u otra materia se han fabri– cado. En otras regiones, como en Nueva Guinea, hacen uso tam– bién de la magia que llaman de simpatía. Para disponer, por ejem- (4) Cfr. ScmJLIEN, o c., pp. 624-625. (5) Cfr. GR,umM:AISON, o. c., p. 71 (Gi lDEM, p. 103
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