BCCCAP00000000000000000000621
P. IV.-CIENCIAS AUXILIARES bana. Las familias creen descender de un tótem especial (animal o planta), al que respetan y no pueden destruir. Cada tribu tiene numerosos clanes totemistas y no se puede contraer matrimonio sino entre personas de diferente clan. Glorifican la generación pa– terna, tributan culto a los antepasados masculinos y adoran como Ser Supremo al sol, el cual no cambia ni muere, a diferencia del Ser Supremo de los ciclos anteriores, que está ya envejecido y de– crépito. e) El exógamo-matriarcal está representado por el sur y oeste de Australia, fracciones de la Melanesia, parte de la Indonesia, el suroeste de la India, al oeste y centro del Africa, y fracciones de sur y norte de América. Predomina el derecho matriarcal y el hom– bre entra en la familia y pueblos de la mujer. Existe también la exogamia de clase y se introduce la poligamia. La suprema deidad femenina se identifica con la luna, la cual es la primera madre de todas las cosas y fecundiza a la mujer. Conforme con la tendencia matriarcal de esta civilización, la mujer es sacerdotisa, hechicera y propietaria individual del suelo. Pasa de la recolección de plan– tas a la horticultura sencilla, lleva vida más sedentaria y empie– zan las primeras formas del urbanismo. III.-Ciclos culturales secundarios. 704. En esta tercera serie desaparecen las culturas circunscrip– tas y los ciclos se mezclan unos con otros. Así tenemos la cultura mixta de los ciclos totemistas y matriarcal; de los nómadas tam– bién con el matriarcal ; fusión de los totemistas y nómadas ; mez– cla de los tres primarios, etc. Se hallan difundidos estos ciclos cul– turales mixtos en Asia, Europa y América, cuyos caracteres sería demasiado prolijo declarar en estas páginas. Baste el brevísimo esquema, que representa el método histórico– cultural de la escuela de Viena, para apreciar su importancia en el estudio de la evolución cultural de la humanidad (1). Los misioneros que tengan presentes estos métodos de investi– gación, la edad relativa de los ciclos culturales y su sucesión cro– nológica, los factores generales de la vida étnica y las causas his– tóricas y próximas de determinadas culturas humanas, podrán aportar admirables resultados a la sociología, a la historia, a la política, a la psicología, a las artes y a las ciencias, y sobre todo a la apologética y a la religión. El misionero observador, analítico, metódico y bien orientado en los principios etnológicos, es el que mejor puede, por su contacto íntimo con los pueblos naturales, co- (1) Cfr. W. ScHMIDT, S. V. D., La. méthode de !'Etno!ogie, en Rev. de Sciences Phi!. et ThéoL, 1913, t. VII, rpp. 218-244.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz