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CAP. II.--HISTORIA DE LA ETKOLOGÍA 585 hemos indicado arriba, los usos, costumbres, caracteres, tenden– cias, religiones, culturas, etc., de los indios. Durante los siglos xvr y xvrr la concurrencia de las grandes potencias europeas se disputaba el dominio de los nuevos países, y, abusando de su hegemonía política, vióse obligado Paulo III (1537) a llamar la atención de los Conquistadores, recordando que los salvajes son hombres como los demás, y como tales deben ser tratados y respetados sus derechos. Las ideas religiosas y sociales de Grocio y Hobbes, la procla– mación de los derechos del hombre y del pueblo soberano por los escritos de Rousseau y Forster, juntamente con sus teorías acerca de la mentalidad y estado primitivo del hombre, llamaron pode– rosamente la atención de los investigadores, y se dedicaron con más empeño al estudio científico de las culturas extranjeras. In– tentaron realizar estudios comparativos sobre los usos, costum– bres y maneras de vivir de los pueblos naturales, dilatando así los horizontes etnológicos. Este método comparativo fué ideado y empleado, por los años de 1724, por el sabio y célebre misionero jesuíta J. Fr. Lafitau, separando definitivamente la Geografía de la Etnología y siendo como el fundador de las modernas orien– taciones etnológicas. Tercer período (1800-1859). 696. En este período todavía se encuentra unida la Etnología con la Antropología. Los célebres naturalistas, como Linneo, Buf– fon, Blumenbach, Camper, etc., fundaron y difundieron la Antro– pología física, interesando la opinión pública por sus descubri– mientos y problemas de razas. Al mismo tiempo, se desplazó la Lingüística, desentendiéndose de la Etnología, la cual se concretó a los usos y costumbres, caracteres y direcciones externas de los pueblos primitivos o naturales. Lo atropellado y fantástico de mu– chas teorías trajo la confusión de los conceptos de raza y p1leblo, buscando distinguir las diversas razas por sus cualidades o pro– piedades físicas, lingüísticas y culturales, con el fin de llegar al conocimiento de los caracteres corporales y espirituales. En varios países se fundaron sociedades antropológicas, que encontraron eco, hacia mediados del siglo xrx, en las tendencias idealísticas de la Filosofía, y más tarde en el craso materialismo del mismo siglo. Algunos antropólogos, como Carlos Vogt y Topinard, atreviéronse a defender las manifestaciones espirituales y mentales del hombre, como funciones de la masa encefálica, y trataron la parte espiritual como un apéndice de la Anatomía y Fisiología cerebral.
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