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584 P. IV.-CIENCIAS AUXILIARES Segundo período (500-1800 p. C.) 695. En este período la Etnología se conserva unida a la Geo– grafía y a la ciencia de las razas. Los apóstoles y misioneros cristianos, durante los siglos que median del 50 al 1500 de la Era cristiana, se extendieron por toda Europa y muchas regiones del Asia, teniendo ocasión de conocer los caracteres, propiedades y modos de vivir de muchas gentes y pueblos. Todo el norte y este de Europa nos era ya conocido en el primer milenio. Al principio del segundo se rompieron las fronteras asiáticas y se establecieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede, importándose de este modo nuevos e interesantes datos etnológicos de las regiones des– conocidas. Las noticias de los pueblos boreales y eslavos fueron en gran parte comunicadas por religiosos, como Adán de Bre– men, Néstor de Wiew, Thietmar de Merseburgo, Helmold de Lübeck y otros. De los pueblos orientales informaron Juan de Pían de.Carpini, Guillermo Ruysbroeck, Marco Polo, Menentilo de Espoleta, Odorico de Pordenone, Juan de Marignoli, Jordán de Catelini y otros muchos. Desde el 1500 al 1800 vinieron los grandes descubrimientos de Africa, América y Oceanía, de cuyos países trajeron riquísimos materiales y conocimientos etnográficos los navegantes, viajeros, misioneros y conquistadores. Son innumerables los libros que van apareciendo con algún contenido etnográfico. Entre ellos citaremos sólo algunos españoles, como Colón (Vida deI Almirante), Oviedo (Historia general de las Indias), Pedro Mártir de Anglera (De rebus oceanicis et orbe novo decades), Cristóbal Molinos (Reli– gión de los incas), J. Acosta (Historia natural y moral de las In– dias), Avendaño (Religión de los incas), Bernardino Ribera de Sa– hagún (Historia universal de Indias), Cieza de León (Crónica del Perú) y otros incontables (1). Pero, a pesar del ingente material adquirido, no se formó una sistematización científica, mucho me– nos comparada, de unos pueblos con otros. Se prestó menor aten– ción a los usos, costumbres, religión, moralidad, tendencias et– cétera, que tenían los hombres de distintas razas y colores. que a las abundantes riquezas y producciones naturales que poseían los países nuevamente descubiertos. Mas los misioneros, a quie– nes no interesaban tanto los bienes materiales como los espiri– tuales y culturales de los hombres, a medida que se iban aumen– tando y estableciendo en las regiones conquistadas, se iban tam– bién enterando y escribiendo, más o menos explícitamente, como (1) Cfr. EsPA'iA, Enciclopedia Universal JtusL, t. 22,

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