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- 108 - Las pequeñas toxinas envenenan la sangre .y acaban con el organismo. Por eso nos conviene prevenirnos contra esas pequeñas pasiones...; llevar la labor cultural al fondo del alma, al interior del corazón. Si el Espíritu Santo dijo: «Más vale la salud qac las inmensas riquezas,, (Eccl. 30) ¿Qué diremos de la perfección? ¿Qué de la salud del alma? En el fondo del mal germina el remedio, sin embargo. Hemos probado los horrores de la noche, no queremos ya la media luz; es... el Sol lo que nece– sita nuestra alma. Nos obliga la cultura perfectiva, la aspiración hacia la montaña de Dios. Podemos pensar o dejar de pensar. .. Podemos aspirar o dejar de aspirar; pero en la suposición de pensar tenemos que atenernos a las leyes de la lógica... No podemos en la ciencia exigir un resul– tado dependiente de nuestra voluntad. Tampoco podemos dejar de aspirar a la perfección, si somos religiosos... sin negarnos. Si como hemos dicho con las ideas se educan los actos y con los actos los sentimientos, aunque no sean una sola realidad, pensemos frecuentemen– te y fomentemos las ideas de abnegación y de puri– ficación, en medio de una plácida abstracción de las cosas. , Como hay ideas que permanecen irrealizadas, estas de perfeccionamiento, con ser eminentemente

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