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- r97 - Los estudios, en efecto, s:on necesarios: r. 0 , para ser buen relígioso, puesto que mal podremos cumplir aquello que ignoramos, los cuales conocimientos or– dinariamente no los adquirimos sino por el estudio propio o ajeno; 2.º, para ser buen confesor, quien debe estar muy empapado en las ciencias eclesiásti– cas, pero sobre todo en la teología moral y pastoral; 3.º, para ser buen predicador, ya que éste necesita un conocimiento profundo, no tan sólo de las ciencias teológicas, filosóficas y escritnrarias, sino también de las ciencias históricas y de las reglas oratorias, por– que debe servir a los fieles en bandejas de oro los riquísimos manjares de la palabra de Dios; 4. 0 , para ser buen SujJerior, quien debe ser guía de sus súbdi– tos con el ejemplo y con la palabra. ((Si en los legos parece inexcusable la ignorancia, ¿ cuánto mis lo se– rá en los que gobiernan?)) (r) .. Exámenes quinquenales. 309. Estas razones conservan toda su fuerza aun después de terminada la carrera eclesiástica, porque siempre queda mucho que aprender y porque los co– nocimientos, no refrescados con frecuencia por el es– tudio, pronto llegan a olvidarse. He aquí el porqué ele los exám.enes quinquenales prescritos por nuestras Constituciones (n. º 199), y ele la solución ele casos que todos los meses ha de ha– ber en todos nuestros conventos y casas formadas (2). No están obligados a los exámenes quinquenales los I,ectores de 'l'eología, Derecho canónico y ele Fi– losofía ,Escolástica (3). I,os sacerdotes que se dedican a la enseñanza de las ((HumianidadesJ) pueden ser por (1) Concilio IV de Toledo, C. 3, D. 38. (2) C. 591.-Constit. n. 200. (3i c. 590.

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