BCCCAP00000000000000000000600

78 Lo portentoso del P. Esteban de Adoain El misionero clamó desde el ·púlpito llamando a una sincera·· conversión. No contento con eso, les envió in vitaciones particulares. Todo fué en vano. El Padre Es– teban terminó la misión con la pesadumbre de no ha– ber podido reducir a varios matrimonios obstinados. Rogó mucho por ellos, suplicando, lleno de esperan– za, a la Divina Pastora,_qu·e se dignase abrir los ojos de aquellos ciegos y conilJ,over sus corazones. La oración del ferviente misionero no fué desoída por la piadosa Pastorcilla de las almas. Cuando el Padre Esteban se ausentó de Morón, la Virgen actuó de mi– sionera por modo maravilloso. Una noche, dos de los amancebados descansaban tranquilamente teniendo consigo una criatura, que aún no había sido bautizada. Súl:itamente cae un rayo sobre la casa y atrave_sando la techumbre, llega al lecho reduciéndolo a cenizas y provocando un incendio que destruyó la vivienda. Lo asombroso fué que no hubo desgracias personale~; tanto la criatura como sus padres quedaron ilesos. Sobrecogidos de tE:rror cayeron de rodillas. Pronto corrieron a buscar un Sacerdote que les oyó en confe– sión, legitimó el matrimonio y bautizó la criatura. He aquí un nuevo caso tan sorprendente como el an– terior. Demuestra que la Divina Pastora de las almas suplía la acción del misionero. Objeto de su misericordia fué otro matrimonio ile– gítimo. Ambos consortes que no eran sino dos concubina-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz