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198 nos no lo hace en la suya. Lo que yo no puedo admitir es que ese mínimum de religión natural y necesaria sea, como Vd. quiere, producto de un sentimiento subjetivo, individual. Yo no puedo admitir ese sentimiento inmanente de los moder– nistas, muy parecido a la <la sobrenatural luz interior» de Calvino. Es cierto que existe en los hombres el sentimiento religioso que no es sino el resultado de la dependencia que tenemos de Dios, hacia el cual nuestra naturaleza se siente atraída como los ríos al mar, como los efectos a su causa, co– mo el hijo hacia su madre. Pero de ahí a querer encontrar la esencia de la religión en ese sentimiento subjetivista hay un abismo; afirmarlo es caer de lleno en los caprichos de un in– dividualismo egoísta y utilitario, incompatible con los dere– chos de Dios y los deberes del hombre, Aparte de que si eso fuese verdad estaría demás todo el orden sobrenatural y toda la religión positiva y tendríamos que admitir, como Vd; pre– tende, que todas las religiones son buenas, tódas iguales, ya que todos, católicos, protestantes, judíos, budistas, mahometa– nos y fetichistas, poseen de su religión ese sentimiento íntimo y subjetivista y entonces sí que sería verdad eso que Vd. lla– ma «cadena vergonzosa de luchas y odios que han ensangren– tado l_a historia del mundo por defender la supremacía de unas religiones sobre otras». Y a ésto es a lo que voy a contes– tarle. Es innegable, mi querido amigo, que existen en el mundo muchas y muy diversas religiones y que cada uno considera la suya como verdadera; pero no es cierta esa distinción que Vd. -establece entre Religión y religiones, influenciado por las lecturas que ha tenido, afirmando que la Religión es algo na– tural, pero que las religiones son invenciones humanas; que la Religión es la lengua universal con la que el hombre habla a Dios, y las religiones no son sino dialectos de esa lengua; que la Religión es un fenómeno histórico que va desenvol– viéndose con el progreso y la civilización de los pueblos, co– mo lo notó ya Byron.