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192 calumniante y difamador, hombres que rezuman sensualismo y animalidad por todas partes ¿qué serán sus hijos y sus nietos, si no viene una reacción salvadora que llame a todos al buen camino? «Todo el que no haga de la religión la base de su ví– da está perdido, dijo un d.ía en Aquisgrán Guillermo II y tenía más razón que un santo. Y Diderot había dicho antes: «La re~ ligión debe ser la primera lección de todos los días". Esto deberían meditar seriamente los que se empeñan en suprimir la enseñanza religiosa en las escuelas, para producir generaciones inmorales porque escépticas y ateas. Es inú– til pensar que la instrucción ha de levantar el nivel moral. No; hay mucha distancia entre la cabeza y el corazón y no es difícil encontrar hombres muy instruidos, que son unos perfec– tos canallas. Lo necesario es educar el corazón y solo la re– ligíón es capaz de educarlo. Por eso el célebre Portalis dejó escritas estas palabras; cEs necesario poner la religión como base de la educación. Sin ella las costumbres se corrompen.)) Dicen que la ciencia, la instrucción descubriéndonos las leyes y secretos de la naturaleza, no necesitará de Dios, ni de Religión; que ella sola se encargará de educar a los hom– bres, haciéndolos cada vez mejores y mostrándoles el camino del deber. «Cada escuela que se abre-dicen-es una cárcel que se cierra». Palabras, mi amigo, nada más que palabras. Si no ¿cómo me explica el que a medida que tanto avanzan las ciencias según dicen ellos, y a medida que aumenta el núme– ro de escuelas, es mayor la inmoralidad y no 8ólo no es posi– ble cerrar cárceles, sino que va a ser necesario levantar una cárcel al lado de cada escuela?. Acabo de leer un estudio det Dr. Enrique Presch acerca de la delincuencia infantil en Bue– nos Aires, con estós resultados. La delincuencia es del 1 por 100 en los niños procedentes de escuelas católicas y de un 87 por 100 para los de las escuelas laicas, sin religión. Creo, que éste sólo dato vale por muchos razonamientos. Me habla Vd. del honor, de la honradez. ¡La Religión del honor! .. Permítame Vd. que me ría. Tengo ya bastantes.