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107 espíritus buenos o ángeles y espíritus· malos o demonios que nÓ fué otro que la fidelidad de unos y la claudicación de otros en el momento de la prueba a que Dios los sometió, co– mo más tarde sometió al ho111bre y a la que nuestro gran Zo– rrilla alude cuando dice haciendo hablar a Satanás: Yo reconozco tu poder soberano, Eterno Jeh.ová, y a solas lloro De mi altivez el crimival extremo; Mas <;>dio tu poder porque te temo Y porque te lo envidió no te adoro. Pero no quiero terminar este asunto sin recordarle que el orden y la sabiduría de Dios en el gobierno del mundo exigen que sus ideas eternas sean ejecutadas por medio de sus cria• turas. Y asf como vimos que en el mundo material ejerce su gobierno por medio de las causas segundas preestablecidas, · así vemos a Dios usar de los ángeles en las épocas críticas de la Historia de los pueblos, cuando se trata de su reinado so– bre el mundo, sobre las familias y los individuos. Doctrina racional y consoladora que nos asegura no es- tamos solos ya que los ángeles buenos tie.nen 'por misión no solo dar gloria al Creador, neutralizando las ofensas que t.e hacemos los hombres, sino también conducirnos, guardarnos, avisarnos de los peligros, como hermanos mayores que son, y recoger nuestr;is oracion~s, nuestras lágrimas y nuestros sudores para presentarlos al Señor. En cuanto a los ángeles malos o demonios nada debemos temer de ellos, pues no tie– nen más poder sobre nosotros que el que Dios quiera conce– derles. Son comó perros atados que no pueden morder sino al ,, que voluntariamente' se acerca a ellos. Creo que con esto habré satisfecho la curiosidad de su amigo y la suya. Queda como siempre a sus órdenes su afee"' tísimo s. s. y amigo ~tu.li <d h 9'~. ~~

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