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lül ciencia humana todas las disertaciones y sofismas de los pseu– dosabios. Y en todo esto nuestra fe está muy conforme cori nuestra razón. Afiáncese bien, mi querido amigo, en esta verdad que es grandemente benéfica y consoladora para sostenernos en me– dio de los sinsabores de la vida y hacer que tos individuos y los pueblos se mantengan en un nivel de honradez y dignidad, que desgraciadamente va desapareciendo, debido a las ideas materialistas que se nos predican. Tenía razón Bossuet cuan– do decía que .el hombre se hace igual a los animales y quiere morir como ellos, para tener también el derecho de vivir co– mo ellos. Por el contrario admira Cicerón al escribir en su li– bro «De senectute: » «Si el creer en la inmortalidad del alma es un error, es un dulce error que no quiero me lo quite nadie mientras viva.» Que tenga Vd. suficiente luz para meditar y .entender estas verdades tan necesarias, es lo ·que desea su affmo. amigo y s. s.