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100 que, fracasado el negocio por la muerte, el alma sigue vivien– do con recursos propios. Añada a esta prueba de orden filosófico esta otra que no tiene menos fuerza, la de la aspiración que sentimos a la in– mortalidad, a la felicidad absoluta, a la integridad de la justi– cia, cosas todas que no se realizan mientras vivimos en este mundo, donde nos acecha de contínuo la muerte, y siempre nos falta algo y la justicia da palos de ciego. ¡Cómo aborrece la naturaleza el vacío absoluto y protesta ante la idea de la muerte y queremos vivir, vivir siempre! ¡Cómo creemos en la supervivencia de nuestros muertos y el hombre habla con su madre, con su esposa, con sus hijos que se han ido para no volver! ¡Qué inquietudes y cuánto desasosiego en nuestro po– bre corazón, que, como pozo sin fondo, nunca se llena y siem– pre quiere más y sueña con un estado de quietud y de hartu– ra, que aquí no alcanza! ¡Qué de protestas ante las injusticias de los hombres y de la sociedad y con cuánta razón pudo decir Rousseau: «Aunque no tuviera otra prueba de la inmor– talidad del alma, sino el ver cómo ríen y triunfan los malos y cómo sufren y lloran los buenos, esto me bastaría para no dudar de que no acaba todo para el hombre con la vida, sino que todo entra en orden con la muerte, porque Dios existe y el hombre es libre y por lo tanto, responsable de sus actos y la responsabílidad exige una sanción y si esta no existe en el . mundo, es necesario que exista más allá. Pues estas aspira– ciones, estos gritos de la naturaleza necesariamente han de tener un objeto que los sacie, pues de otro modo tendríamos que admitir efectos sin causa y tendencias sin fin. Es como, si sintiendo hambre y sed, no hubiera nada que pudiera apa– garlas. Estos disparates los hace a veces el hombre, pero nunca la naturalezí! que es obra de Dios. Por eso lo han creído y confesado todos los pueblos. La existencia de un alma inmortal, la creencia de que no todo termina con la muerte es un postulado de Filosofía, de Psicología y de Historia, que no podrán borrarlo de la con-