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Las 5 llagas del Señor Al entrar a los dormitorios me encuentro con una joven en estado avanzado de gestación... En estos momentos toma metadona. Los médicos esperan el último momento para internarla. Ayer me dijo que estaba citada en el Hospital para hoy. El médico la ha tranquilizado... - «es que es la primera vez y no sé cómo va a ser esto... » parece ser que está todo en orden ... La hablo palabras de optimismo. Porque tengo la impresión de que su corazón tictaquea como en un armario vacío... Esta es una sociedad dura, a estas pobres gentes les va privando de lo que quiere y hasta de lo que no necesita... Es miserable hacerle esto a un «cristiano». Y más, ¿cómo es posible, concebible que vivan en ese acuerdo de incomunicación entre ella y su familia? Me niego a entenderlo... Me entrego al trabajo. Limpio los inodoros, que como siempre, desmienten su nombre... El que es pobre, con frecuencia, lo es también de higiene. Además, siempre lo encontraron por ahí tan «tirao», que ni siquiera se preocupan de los demás... Sólo la convivencia prolongada vuelve a la conciencia del «otro». Cuando termino salgo al sol que ya brilla prepotente. Miro hacia arriba, donde el cielo es un desprecio de alto, el azul antepasado... La luz me golpea como un coche patrulla con sus focos encendidos... ¡Alabado seas, mi Señor, por el hermano sol y la hermana luz! 265

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